En días recientes el medio alemán Bild reportó que el enviado para misiones especiales de la administración Trump, Richard Grenell, habría estado participando en "negociaciones secretas" en Suiza. El tema: la reanudación del funcionamiento del gasoducto Nord Stream 2 para transportar el recurso ruso hacia Alemania a través del mar Báltico.
Se habla de distintos viajes en los que se estaría acordando la reparación de, al menos, una de las dos tuberías, dañada tras el atentado terrorista de septiembre de 2022, y un "contrato de suministro en el que Washington actuaría como intermediario". Con el eventual acuerdo "los estadounidenses regularían el suministro de gas a Alemania y ganarían dinero al mismo tiempo", indica el reporte.
El contenido del texto ha sido desmentido por el exdirector ejecutivo alemán de la operadora del gasoducto, Matthias Warnig. Lo mismo ha hecho el portavoz presidencial ruso, Dmitri Peskov.
En todo caso, lo cierto es que luego de la reunión entre altos diplomáticos rusos y estadounidenses efectuada el pasado 18 de febrero en la capital de Arabia Saudita, Riad, se han generado expectativas respecto a cómo poner fin a la guerra en Ucrania y al restablecimiento de los lazos diplomáticos entre ambas potencias. Esto a causa de que Estados Unidos ha fracasado en su intento de doblegar a Rusia mediante una guerra proxy, y posteriores sanciones.
Las relaciones energéticas entre Rusia y Estados Unidos están marcadas por una combinación de competencia, tensiones geopolíticas y oportunidades de cooperación. La reciente reunión entre las partes tuvo algunas particularidades:
- Ambos Estados formarán equipos de alto nivel, delegados con la tarea de apoyar las conversaciones de paz sobre Ucrania.
- Se repararán los lazos diplomáticos y económicos que habían empeorado particularmente después de la Operación Militar Rusa en Ucrania, hace casi tres años.
- No hubo delegación ucraniana ni de la OTAN, aunque la administración Trump quiere que Europa proporcione garantías de seguridad a Ucrania.
- Abrió un compás de posibilidades a Rusia para que disminuyan los efectos de las más de 20 mil sanciones impuestas por Estados Unidos y sus aliados. Trump ha respaldado el regreso de Moscú al G7.
- No existe certeza de una eventual reunión entre ambos presidentes.
CONTEXTO ENERGÉTICO DE RUSIA ANTE LAS SANCIONES ESTADOUNIDENSES
Rusia ha logrado sortear las sanciones estadounidenses al punto de que en enero pasado el comportamiento de sus ingresos por petróleo y gas ascendió a 789 mil 100 millones de rublos (8 mil 680 millones de dólares), 16,9% más en comparación con el mismo periodo del año anterior. En diciembre de 2024 obtuvo 790 mil 200 millones de rublos, un aumento interanual de 21,5%.
Esto puede atribuirse en gran medida a la depreciación del rublo. El tipo de cambio medio de enero era de 100,4 rublos por dólar estadounidense, una caída frente a los 88,7 rublos por dólar de enero de 2024, lo cual es beneficioso para la economía rusa y neutraliza parcialmente los efectos de las sanciones porque las exportaciones de hidrocarburos se efectúan en dólares y se convierten en rublos para el consumo interno.
Otro factor fue el aumento del precio del crudo de los Urales, que superó las expectativas presupuestarias. El barril alcanzó una media de 67,66 dólares en enero pasado, frente a los 64,14 dólares por barril del mismo mes del año anterior. Con el cambio favorable, el barril de crudo aumentó a unos 6 mil 800 rublos en enero de 2025, frente a los 6 mil 480 de diciembre de 2024.
Además, el incremento de los impuestos sobre la extracción de minerales y los derechos de exportación generaron 1,049 billones de rublos en enero, frente al billón del mes anterior.
El sector ruso del gas natural experimentó un aumento de los ingresos como consecuencia de la subida de los precios del combustible, más que por el incremento de los volúmenes exportados. La eliminación del "complemento" del gas del impuesto MET, a partir de enero de 2025 liberó 600 mil millones de rublos, que fueron reinvertidos.
Gazprom se enfrenta a retos como la eventual disminución de los casi 15 mil millones de metros cúbicos de gas a través de Ucrania y la limitada capacidad del gasoducto TurkStream, unos 4 mil a 5 mil millones de metros cúbicos al año.
Sin embargo, hay expectativas respecto al posible levantamiento de las sanciones sobre el gasoducto Yamal-Europa, de 33 mil millones de metros cúbicos anuales, y el reto de girar hacia China a través del gasoducto Power of Siberia es complejo porque Rusia está vendiendo gas al gigante asiático a precios inferiores a los que antes vendía a Europa.
Por otra parte, mientras disminuyen las importaciones de gas natural licuado (GNL) desde Estados Unidos, que ha intentado reemplazar parcialmente el mercado gasífero ruso en Europa, aumentan las importaciones desde Rusia a pesar de las sanciones, lo que indica que el precio es un factor significativo en las decisiones de compra.
Es evidente que Washington perdió la apuesta de dominar el mercado energético europeo y que el dinamismo del mercado le está pasando factura, frente a una Rusia fortalecida en su sector de hidrocarburos.
TEMAS CRÍTICOS EN LAS RELACIONES ENERGÉTICAS ESTADOS UNIDOS-RUSIA
A continuación se resumen los temas claves en los distintos frentes geoestratégicos y energéticos:
- Cooperación en el Ártico: el Ártico se ha convertido en un foco de interés estratégico debido a sus vastos recursos naturales, incluidos petróleo, gas y minerales raros. Contiene aproximadamente 13% de las reservas mundiales de crudo sin explotar y 30% de las de gas natural. Rusia ocupa una posición dominante en los recursos de hidrocarburos del Ártico, con importantes yacimientos en la península de Yamal y en los mares de Kara y Barents. Según POLITICO, el Fondo Ruso de Inversión Directa (RDIF) ha explorado oportunidades de colaboración con empresas estadounidenses y sauditas en proyectos energéticos en la región.
- Intercambio tecnológico: algunos proyectos rusos como Sakhalin-1 se conformaron mediante una empresa conjunta entre Rosneft y ExxonMobil, sin embargo esta se retiró en el marco de las sanciones aplicadas contra Rusia. Otras empresas estadounidenses de servicios petrolíferos como Halliburton, Schlumberger y Baker Hughes aportaron tecnologías a la producción de hidrocarburos en Rusia. Su experiencia crítica en fracturación hidráulica, perforación horizontal y servicios petrolíferos ayudó a aumentar la eficiencia de la producción y desarrollar las reservas de petróleo rusas, difíciles de extraer.
- Minerales estratégicos y tecnología: The Hill destaca que Rusia posee una cantidad significativa de minerales estratégicos, esenciales para la producción de tecnología avanzada y energía renovable. A pesar de las sanciones, existe un reconocimiento mutuo de la importancia de estos recursos. La dependencia en Occidente de estos minerales podría impulsar negociaciones para una cooperación limitada en su extracción y procesamiento.
- Negociaciones bilaterales: parte de la agenda acordada entre Trump y Putin incluye la cooperación energética. Este avance en los diálogos bilaterales, aunque informales, sugiere que ambos países reconocen los beneficios potenciales de una alianza estratégica en energía, especialmente en un contexto de realpolitik donde los intereses nacionales priman sobre las ideologías.
- Otros actores: un escenario de cooperación ruso-estadounidense podría enfrentar resistencias de los aliados europeos que, sin éxito, siguen empeñados en reducir la dependencia del sector ruso del petróleo y el gas. Además, China desempeña un papel importante en esta ecuación debido a que en la última década Rusia ha orientado cada vez más sus exportaciones energéticas hacia ese país, ofreciendo importantes descuentos para asegurarse contratos a largo plazo.
- Rol de Arabia Saudita: Rusia y Arabia Saudita han trabajado juntos en el marco de OPEP+ para estabilizar los precios del petróleo. Esta colaboración indirecta entre Rusia y Estados Unidos, mediada por Arabia Saudita, muestra que existen canales para la cooperación energética, incluso en un contexto de tensiones.
- Nord Stream II: las supuestas negociaciones entre empresarios allegados a Trump, el enviado especial Richard Grenell y funcionarios rusos supondrían un esquema de negocios para "desrrusificar" el gas ruso con destino a Europa, y así generar ingresos adicionales a Estados Unidos, lo cual incrementaría su poder de coacción contra Rusia y desharía los objetivos primarios de la destrucción de estas infraestructuras.
PERSPECTIVAS DE LAS RELACIONES ENERGÉTICAS
Las posibilidades de mejora o deterioro de las relaciones energéticas entre Rusia y Estados Unidos dependen de varios factores, incluidos el contexto geopolítico, las sanciones económicas y la voluntad política de ambas partes. Estados Unidos se ve obligado a negociar en una situación en la que sus objetivos no han sido alcanzados y, como se ha visto, la presidencia de Trump prioriza los intereses económicos sobre la confrontación geopolítica. Esto crea un espacio para que, eventualmente, las petroleras estadounidenses vuelvan a entrar en Rusia. A continuación, se analizan ambos escenarios:
1. Posibilidades de mejora: los intereses comunes en el Ártico podrían ser un punto de partida para mejorar relaciones. La cooperación científica, ambiental y energética podría generar confianza mutua y abrir la puerta a una colaboración más amplia. La dependencia de Occidente de los minerales estratégicos rusos podría impulsar negociaciones para una sinergia limitada en este ámbito, aunque condicionada por la carrera tecnológica que se mantiene vigente.
La decisión consensuada entre Putin y Trump de adelantar intercambios informales muestra que existe una base para el diálogo y la negociación, especialmente cuando los intereses económicos y energéticos están en juego.
2. Riesgos de deterioro: la tensión geopolítica que constituye el conflicto en Ucrania y las sanciones occidentales contra Rusia siguen siendo un obstáculo importante para cualquier mejora significativa en las relaciones energéticas. Además, la competencia entre Rusia y Estados Unidos por mercados energéticos, especialmente en Europa y Asia, podría exacerbar dichas tensiones y generar fricciones adicionales. Un giro hacia políticas más agresivas o proteccionistas en cualquiera de los dos países podría dificultar aun más la cooperación energética.
UN HORIZONTE INCIERTO
Aunque Rusia sigue realizando esfuerzos para reducir su dependencia de Occidente, sus relaciones energéticas con Estados Unidos están en una encrucijada, con oportunidades para la sinergia en áreas como el Ártico y los minerales raros, pero también con riesgos significativos debido a las tensiones geopolíticas y la competencia por mercados.
La posibilidad de mejora depende en gran medida de la voluntad política de Washington, pero podría verse socavada por un deterioro en el contexto geopolítico, especialmente en relación con el conflicto en Ucrania y las sanciones occidentales. En resumen, aunque existen caminos para una cooperación limitada, las perspectivas de una mejora significativa en las relaciones energéticas siguen siendo inciertas.
Estados Unidos ha perdido la guerra en lo militar, pero también en lo económico-energético, por lo que ha tenido que retroceder en sus aspiraciones hegemónicas.