Jue. 16 Octubre 2025 Actualizado 3:59 pm

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Israel tiene una estrategia dual que apunta a abrumar y borrar (Foto: The Cradle)

El "octavo frente": la cúpula de hierro digital y la batalla por la narrativa de Israel

El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, describió el "octavo frente" de su guerra como la batalla por la verdad. "Siete frentes contra Irán y sus proxies. El octavo: la batalla por la verdad", dijo durante una ceremonia del canal estadounidense Newsmax en el hotel Waldorf Astoria en Jerusalén.

Su objetivo es refutar las acusaciones de genocidio y la hambruna deliberada vinculada a su guerra de dos años de duración contra la Franja, con redes sociales y programas de inteligencia artificial (IA) sirviendo como los campos de batalla más importantes de este frente.

Cúpula de hierro digital

Tras la Operación Diluvio de Al Aqsa el 7 de octubre de 2023, se activó la denominada "cúpula de hierro" de Israel para interceptar el contenido digital del mismo modo que el domo militar intercepta misiles. Pero en lugar de esquirlas, los objetivos son ideas —posts, imágenes, videos— que exponen las atrocidades de Israel en el enclave asediado.

Esta cúpula digital opera sobre dos capas principales. Primero es el sistema de reportar dirigido por voluntarios: una campaña de alcance nacional en la que los usuarios inundan las plataformas de redes sociales con quejas masivas en contra del contenido considerado como no favorable para Israel. Un híbrido de IA y curadores humanos rápidamente clasifica publicaciones marcadas; luego promociona peticiones a plataformas como Meta, TikTok y X para bajarlos. La meta es la velocidad: matar la narrativa antes de que se esparza.

Solamente TikTok eliminó 3.1 millones de videos y cortó 140 mil streams en vivo en los primeros seis meses del genocidio en Gaza. La Ciberunidad de la Fiscalía General israelí registró cerca de 9 mil 500 solicitudes de eliminaciones durante el mismo período, con Meta presuntamente cumpliendo 94% de las veces.

La segunda capa es la guerra algorítmica: sistemas de IA escanean más de 200 mil portales para identificar narrativas discordantes, luego bombardean usuarios expuestos con contenido pago proisraelí en tiempo real. Usando campañas de ads que imitan el aspecto y ritmo de posts orgánicos, Israel inunda líneas temporales con una contranarrativa manufacturada.

Esta estrategia dual apunta a abrumar y borrar. La primera suprime la difusión de voces de la resistencia. La segunda los reemplaza con fabricaciones con aprobación estatal.

Usando las redes sociales como armas para la guerra

“Todos somos los objetivos de estas guerras. Somos aquellos cuyos clics deciden qué lado gana”.

Pete Singer, coautor de LikeWar: The Weaponization of Social Media (Guerra de likes: el uso como armas de las redes sociales)

El 26 de septiembre de 2025, Netanyahu se reunió con 18 influencers radicados en Estados Unidos. La directiva fue inundar TikTok, X, YouTube y podcasts con mensajería pro-Israel. Una semana después, Tel Aviv destinó 145 millones de dólares para la campaña de propaganda digital más grande de su historia. Esta se concentra en la opinión pública estadounidense, en especial con la generación Z, con contenido diseñado para TikTok e Instagram, asistido por IA.

Documentos de la Ley de Registro de Agentes Extranjeros estadounidense (FARA, por sus siglas en inglés) revelan que el ministerio de exteriores israelí contrató a Clock Tower, una firma dirigida por el exdirector de campaña del presidente Donald Trump, Brad Parscale. El propósito es influenciar tanto el discurso público como las respuestas generadas por plataformas de IA como ChatGPT, Grok y Gemini.

En paralelo, el Proyecto Esther fue lanzado para financiar a influencers estadounidenses, según consta, con cifras que alcanzan los 900 mil dólares por persona. Se espera que posteen de 25 a 30 veces en un mes, creando un flujo constante de contenido proisraelí. Entre junio y noviembre de 2024, se distribuyeron al menos 900 mil dólares en pagos de campaña a de 14 a 18 influencers, con pagos que promediaban entre 6 mil 100 y 7 mil 300 dólares por post.

Birdge Partners, una compañía contratada por la cancillería, envió una serie de facturas por el costo de la campaña a "influencers" proisraelíes al grupo de medios internacional Havas Media Group en Alemania, que trabaja con Tel Aviv.

Show Faith by Works (Demuestra la fe con actos), una nueva compañía establecida en julio de este año, recibió 325 mil dólares en apenas dos meses para promover propaganda en comunidades cristianas en Estados Unidos y occidente. Con planes de gastar tanto como 4.1 millones en la campaña, ha sido facturada como la "la campaña más grande de geofencing de la iglesia cristiana de la historia de Estados Unidos". Mientras tanto, la cancillería israelí inyectó 137 millones adicionales a campañas globales de moldeado de percepción, encima de los programas de potenciación de imagen regulares.

Estas iniciativas forman parte de una estrategia mayor a la que usualmente se le refiere como "hasbara", un término hebreo para la diplomacia pública israelí y sus esfuerzos de propaganda. En la era digital, la hasbara ha evolucionado de narrativas convencionales en medios a operaciones sofisticadas de influencia asistida por IA diseñadas para dominar y distorsionar la conversación online.

Un reportaje de RTVE, la televisora pública española, citando una investigación realizada por Eurovision News Spotlight, reveló que el gobierno israelí entregó aproximadamente 50 millones de dólares en gastos de publicidad a lo largo de Google, X y en las redes de ads franco-israelíes Outbrain y Teads.

El objetivo, según la investigación, era contrarrestar la cobertura global sobre la hambruna en Gaza retratando una fachada de normalidad. De enero a inicios de septiembre de este año, Tel Aviv a colocado más de 4 mil anuncios digitales, la mitad de ellos teniendo como objetivo al público internacional. Estos ads presentaron una Gaza saneada, libre de escombros y hambre.

Lavado digital de crímenes de guerra

La guerra online no se detiene en las plataformas públicas. En mayo de 2024, OpenAI reveló que había desmantelado cinco "operaciones de influencia" encubiertas explotando sus herramientas, una de ellas dirigida por la compañía israelí STOIC. La firma empleó modelos de lenguaje extensos para generar contenido proisrael y mensajeo anti-Hamás confeccionado para audiencias estadounidenses; luego las desplegó a través de cuentas falsas en Facebook, X e Instagram.

El New York Times (NYT) reportó una operación paralela del gobierno israelí que usaba alrededor de 600 cuentas falsas para inundar los feeds de 128 congresistas estadounidenses con 2 mil comentarios seleccionados por semana. Estos mensajes defendieron las acciones israelíes y difamaron a las instituciones palestinas y la conducción del proveedor de ayuda humanitaria en Gaza, Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Medio (UNRWA, por sus siglas en inglés).

El año pasado, Juliette Touma, portavoz de UNRWA, fue citada diciendo:

"Estos anuncios son destructivos para la gente. Deben detenerse, y a aquellos responsables de este sabotaje debería hacérselos responsables. Debería haber bastante seguimiento con compañías como Google una vez que termine la guerra. Mucho tiene que ser respondido".

A través de estos métodos, Tel Aviv busca adelantarse y sobrescribir narrativas que se oponen en el preciso momento en el que aparecen. El resultado es un espacio digital saturado con propaganda de estado, una línea temporal diseñada para olvidar.

Exportando represión

El peligro global yace en el modelo establecido por este precedente. Cuando un poder militar colonial enfrenta acusaciones creíbles de genocidio, puede usar herramientas digitales para reescribir el récord en tiempo real; esto envía una señal clara de que cualquiera con el dinero y la tecnología puede hacer lo mismo.

El sistema de Israel es sencillo pero devastadoramente efectivo: reportes masivos para silenciar el disenso, publicidad orientada a manipular la percepción, contratos a influencers para fabricar consenso y herramientas de IA para distorsionar la verdad.

Si este modelo se esparce, las voces de la resistencia a nivel mundial –de estudiantes a periodistas a movimientos nativos– encontrarán sus verdades enterradas bajo una avalancha de propaganda de Estado pagada.

Tel Aviv pudiera haber sido el promedio de la ocupación digital de la verdad. Pero no será el último en desplegarla en contra de aquellos que luchan por la justicia.


Mohanad Hassan Sweidan es un investigador de estudios estratégicos, colaborador de diversas plataformas de medios y autor de varios estudios en el campo de las relaciones internacionales. Su principal foco está en asuntos rusos, la política turca y la relación entre seguridad energética y geopolítica. 

Publicado originalmente en inglés en The Cradle el 10 de octubre de 2025, la traducción para Misión Verdad la realizó Diego Sequera.

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