Hace poco se realizó el evento CERAWeek, una conferencia anual para la revisión de temas energéticos celebrada en Texas, Estados Unidos, y que reúne a líderes de la industria de ese rubro.
Es considerado uno de los encuentros más importantes en la materia en ese país, y está organizado por la firma de gestión financiera S&P Global. Tiene como objetivo analizar los desafíos y oportunidades en un contexto de transformación energética y geopolítica, discutir sobre el contexto presente y futuro del mercado de la energía y promover debates acerca de los desarrollos tecnológicos relacionados.
Suelen participar ejecutivos de empresas, funcionarios gubernamentales, líderes de opinión y representantes de las industrias de energía para políticas, tecnologías y finanzas.
Tal actividad tuvo la participación, no anunciada previamente, de María Corina Machado y Edmundo González, quienes se presentaron en formato de videos grabados con una duración de solo ocho minutos, en una de las mesas de trabajo de la programación, pero no en sala plenaria.
Pese al breve formato de exposición, el tiempo de aparición de Machado y González fue más que suficiente para que señalaran su visión sobre la cuestión petrolera y gasífera venezolana.
privatización y transnacionalización de PDVSA y de las reservas nacionales
Edmundo González aseguró que el país puede lograr, con las "políticas correctas", un crecimiento "rápido y sustentable" en el sector energético. Para ello aludió al plan de gobierno "Venezuela tierra de gracia", el cual fue inicialmente presentado por Machado y luego asumido por el excandidato.
En su momento, dicho documento fue denunciado por haber sido redactado originalmente en inglés, fuera de Venezuela, con la asesoría de expertos extranjeros.
Machado, a quien González nombraría vicepresidenta en el negado caso de que lograra asumir la presidencia en su hipotético gobierno, propuso la privatización de la industria petrolera y gasífera.
"Será 100% gestionada por el sector privado, mientras que el gobierno actuará únicamente como un regulador transparente", dijo "desde la clandestinidad".
Además, indicó decretar la protección a la inversión dentro del marco legal venezolano para propiciar "estabilidad y seguridad a largo plazo". También propuso la entrega de campos de petróleo a la operación privada con "plenas garantías de derechos de propiedad" y que la participación del Estado sea "subastada".
Machado también ofreció a las empresas extranjeras e invitados a la CERAWeek "incentivos fiscales" para las petroleras en su improbable gobierno.
La aparición de estos representantes del sector extremista venezolano es perfectamente congruente con una postura entreguista, especialmente por el perfil de algunos asistentes, como el secretario de Energía de Estados Unidos, Fatih Birol, el director ejecutivo de la Agencia Internacional de la Energía (AIE), Mike Summers, y el jefe del American Petroleum Institute (API), Michael Wirth, entre otros representantes de empresas norteamericanas.
¿Lobby marca Exxon?
El contexto de la presentación de Machado y González es de fuego cruzado por intereses foráneos estadounidenses en Venezuela. Está demarcado en el lobby de la ExxonMobil Corporation por el fin de la Licencia general 41, que era favorable a Chevron y que regía las operaciones de esta transnacional en Venezuela desde 2022.
En la CERAWeek tuvo lugar la aparición —también sin ser anunciada previamente— de Irfaan Ali, presidente de la República Cooperativa de Guyana. En su presentación Ali defendió la política concesionaria favorable a ExxonMobil y el cúmulo de nuevas inversiones en aguas esequibanas por delimitar.
La cuestión venezolana se posicionó en el foro energético, precisamente en la vocería de factores hostiles a la integridad y soberanía del país, con alta probabilidad de que fueran invitados con el auspicio de ExxonMobil.
Es claro y notable el desplazamiento que estos opositores venezolanos están haciendo en dirección hacia nuevos grupos de actores en búsqueda de apoyo.
Sin respaldo de militares venezolanos, sin soporte de factores empresariales en el país e, incluso, sin el total apoyo de otras fuerzas opositoras, este sector sigue transnacionalizando su agenda y alianzas con la intención de dar forma a un nuevo —pero fallido— protogobierno desde el extranjero.
Ahora, ofreciendo los recursos y la industria de hidrocarburos nacionales como caja de bombones, pretenden lograr un decisivo respaldo entre grupos de petroleras estadounidenses con vistas a alcanzar un apoyo más frontal y materializado en acciones destituyentes concretas por parte de la administración de Donald Trump contra el gobierno legítimo en Caracas.
Cuestiones estratégicas
Este año la CERAWeek cambió sus temáticas centrales. Anteriormente predominaban materias sobre la transición energética, pero en esta oportunidad el petróleo y el gas estuvieron en el centro de las discusiones.
Esto no es casual: es el resultado de la política del actual gobierno en Washington, el cual ha delineado un "regreso" a las tendencias de energías fósiles tradicionales. El magnate presidente ha sido un defensor de la política expansiva hidrocarburífera de Estados Unidos con el fin de afianzar el liderazgo que este país goza hoy en dos ramos a escala global: la producción petrolera y la exportación de Gas Natural Licuado (GNL).
Así, la incidencia de su gobierno en el evento marcó las principales tendencias del debate.
El secretario de Energía de Estados Unidos, Chris Wright, afirmó en la inauguración de la conferencia que la Casa Blanca "reducirá la burocracia que entorpece los proyectos petroleros" y que promoverá las exportaciones de gas para revertir los años del "despilfarro", en referencia a lo que ha descrito como las "políticas irracionales y religiosas sobre el cambio climático" impulsadas por Biden .
Además Wright, un reconocido negacionista de la crisis climática, ha señalado que "no hay forma física" de que las renovables y el almacenamiento sustituyan "los múltiples usos del gas", que "supone 43% de la generación eléctrica" de su país.
"Se han despilfarrado muchos millones en nombre de las nuevas energías, o como quieran llamarlas, ¿y qué han obtenido los estadounidenses a cambio? Una factura de la luz más elevada", aseveró.
Antes de asumir su cargo Wright era conocido como empresario y director ejecutivo de Liberty Energy, una gran prestadora de servicios en campos de fracking. Desde su nombramiento fue encomendado por Trump para liderar su política "drill, baby, drill".
Estados Unidos fue, desde la posguerra, la primera potencia industrial. Pero este país ha redimensionado su posición en la división internacional del trabajo afianzando su rol como proveedor de materias primas, lo cual podría considerarse un retroceso de acuerdo con la teoría económica clásica.
Lidera la producción mundial de crudo y ahora también domina las exportaciones globales de GNL, creando ingentes nuevos ingresos pero también apalancando su estrategia geopolítica con el reemplazo de gran parte del gas natural ruso que solía bombearse hacia Europa y que actualmente llega en barcos desde el Atlántico.
Estados Unidos está listo para ampliar su capacidad de producción en 60% durante la primera mitad de la segunda presidencia de Trump, según una estimación de Bloomberg.
Según dicha proyección, a finales de esta década casi uno de cada tres petroleros que transportan el combustible superenfriado se originará en el país norteamericano, cifra que dará al actual gobierno su mejor oportunidad de alcanzar el dominio energético que la campaña de su líder prometió.
La Casa Blanca pretende construir una autarquía energética, ajustada a su propia base de recursos, con la intención de ser menos dependiente de crudos desde el extranjero.
Al mismo tiempo Washington está construyendo una estrategia de diplomacia energética internacional complementada con mecanismos de presión. Este portafolio de relaciones pasa por someter a Europa bajo una costosa dependencia de su GNL y por la búsqueda insistente de recursos energéticos fósiles en enclaves tradicionales, lo cual da un nuevo sentido a la disputa por recursos.
En esta ecuación Venezuela reaparece en el mapa. Más allá de las posturas de Trump al señalar el crudo venezolano como "pegajoso" y al vetar su ingreso a Estados Unidos porque —según su visión— "no lo necesitan", nuestro país es imposible de ignorar en virtud de que posee las reservas de crudo más grandes del mundo y la reserva de gas natural más cuantiosa de la región.
Para "hacer grande a Estados Unidos de nuevo" (MAGA), Washington está aplicando estrategias agresivas, multidimensionales y pluridireccionales. Ni siquiera sus socios tradicionales han resultado ilesos por las severas políticas de presión y guerra comercial.
La tendencia general de las políticas desde Washington tiende a cambiar el metabolismo del flujo de inversiones, finanzas y recursos naturales, direccionándolos hacia la nación norteamericana como una Roma adonde desembocan todos los caminos del capitalismo contemporáneo.
Esto implicará una nueva estrategia de energía y materias primas, y será de carácter estructural, una carrera de largo aliento en la que Venezuela reaparece como referente para la construcción de políticas.
Trump podría ser un factor efímero en la política estadounidense, mientras que hay intereses mucho más extensos y antiguos, como los de la empresa ExxonMobil, sobre los recursos venezolanos.
La aparición de María Corina Machado y Edmundo González en la CERAWeek se inscribe como un factor agregado al estilo general y objetivos del evento.
En este foro se revelaron algunas de las líneas maestras de la estrategia expansiva energética de Washington y muy probablemente empresas como ExxonMobil quieran construir intereses, grupos de apoyo y lobbies favorables a una estrategia de desmembramiento del Estado-nación venezolano, contando con operadores como Machado y González durante esa transición.
Ello aunque Trump, de manera circunstancial, no acepte los crudos venezolanos en su país bajo el razonamiento y aplicación de su estrategia para que Estados Unidos se convierta en una nación energéticamente autárquica.