El 9 de mayo Rusia y millones de personas en todo el mundo conmemoramos el 80 aniversario de la Victoria en la Gran Guerra Patria, una lucha que representó no solo una tragedia nacional y un triunfo heroico para los pueblos de la antigua Unión Soviética sino también una contribución decisiva a la salvación de la humanidad frente al fascismo.
Desde junio de 1941, cuando la Alemania nazi lanzó su invasión contra la URSS, comenzó uno de los enfrentamientos más devastadores de la historia. Durante 1 418 días el pueblo soviético resistió con coraje a la maquinaria de guerra nazi, liberó a Europa de la peste parda y quebró el espinazo del Tercer Reich. Esta victoria costó más de 27 millones de vidas soviéticas: militares y civiles, ancianos y niños. Fue el precio de la libertad, la soberanía y la dignidad humana.
El Ejército Rojo no solo detuvo al invasor en las puertas de Moscú, lo aplastó en Stalingrado, liberó su Patria y toda la Europa sino que culminó la guerra en el mismo corazón del nazismo: Berlín, donde el 9 de mayo de 1945 se celebró la capitulación incondicional y la bandera de la Victoria ondeaba sobre el Reichstag.
Uno de los episodios más trágicos de la guerra fue el asedio de Leningrado, que duró 872 días. A pesar del hambre, del frío extremo y de los constantes bombardeos, la ciudad no se rindió. Más de un millón de personas murió, pero la resistencia fue férrea, un ejemplo incomparable e inolvidable de valor civil.
En los territorios ocupados los nazis perpetraron un genocidio brutal jamás visto en esta guerra: arrasaron aldeas con sus habitantes, exterminaron a la población civil. Estas masacres son heridas profundas en la memoria de los pueblos de Rusia.
Venezuela también fue parte de la lucha contra el nazismo hitleriano. La participación de Venezuela a la Segunda Guerra Mundial, aunque no se desarrolló en los campos de batalla, desempeñó un papel significativo en el esfuerzo de los Aliados para derrotar la Alemania nazi. Al comienzo del conflicto, el país mantuvo una posición de neutralidad, pero en diciembre de 1941, tras el ataque japonés a Pearl Harbor, rompió relaciones diplomáticas con las potencias del Eje. Finalmente, en 1945 Venezuela declaró oficialmente la guerra a la Alemania nazi y Japón.
Uno de los aportes claves de Venezuela fue el suministro de un recurso estratégico: el petróleo. Ese hidrocarburo fue fundamental para la producción de combustible y lubricantes para aviación y tanques, incluidos los utilizados en la decisiva Batalla de Stalingrado.
La Alemania nazi atacó directamente Venezuela: el 16 de febrero de 1942 submarinos alemanes torpedearon buques petroleros cerca de la costa venezolana. Fueron hundidos los tanqueros "Monagas", "Tía Juana", "San Nicolás". Decenas de marineros perdieron la vida. Estos atentados conmocionaron la sociedad venezolana y convencieron al país de la necesidad de oponerse firmemente a la amenaza fascista.
Hoy, 80 años después, intentos de falsificar la historia y de rehabilitar al fascismo vuelven a amenazar la conciencia colectiva. Por eso es tan importante el compromiso con la verdad histórica. Cada año Venezuela se une a las conmemoraciones del Día de la Victoria. Hace pocos días marchamos juntos en el "Regimiento Inmortal", llevando los retratos de quienes dieron sus vidas por la libertad. La mayor réplica de la bandera de la Victoria izada el 30 de abril en la cima más emblemática de la capital venezolana simboliza este respeto compartido por la memoria histórica.
Venezuela no solo honra el pasado: en el siglo XXI, cuando el nazi-fascismo resurge en algunas regiones del mundo, Caracas asume un rol de liderazgo regional en combatir este mal infernal y albergar los valores de soberanía, solidaridad y justicia internacional. Valoramos profundamente la posición firme del gobierno venezolano y su compromiso con la paz y la verdad.
Hay que comprender que preservar la memoria histórica es proteger el futuro. Es la base para educar las nuevas generaciones en los principios del respeto mutuo, la dignidad y la soberanía nacional. Es una causa que nos une.
Expreso nuestra sincera gratitud al presidente Nicolás Maduro, al Gobierno de la República Bolivariana de Venezuela y al hermano pueblo venezolano por su participación activa en la conmemoración del 80 aniversario de la Victoria, por su apoyo en la defensa de la verdad histórica y por su profundo respeto al sacrificio del pueblo soviético.
Que la memoria de nuestra gran Victoria nos siga uniendo, nos inspire en la lucha por la justicia y fortalezca nuestra alianza por la paz, por el presente y por las generaciones futuras.
¡Gloria a la Victoria!
¡Gloria al pueblo vencedor!
¡Gloria a la memoria que preservamos juntos!
Serguéi Mélik-Bagdasárov es el embajador de la Federación de Rusia en Venezuela.