Jue. 23 Enero 2025 Actualizado 9:40 pm

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Donald Trump regresa al Despacho Oval de la Casa Blanca disparando decenas de órdenes ejecutivas (Foto: Agencias / Archivo)
¿Se irá decantando por una visión más empresarial?

Caracas en el Despacho Oval: las primeras señales de Trump

El arribo a un segundo mandato presidencial de Donald Trump llenó de altas expectativas al sector extremista de la oposición venezolana, conducido por María Corina Machado y Edmundo González.

Dicha fracción, ávida de una victoria política y comunicacional tras el fracaso del 9 y 10 de enero, cuando no concretó ni la movilización masiva convocada por Machado ni la juramentación ilegal e ingreso al país de González, esperaba que en las primeras de cambio el magnate republicano lanzara medidas drásticas contra el gobierno de Nicolás Maduro. 

Con ese impulso, podrían volver al tablero desde una posición de fuerza y subirse al carro de un nuevo paquete de presiones y sanciones ilegales, acciones que no se pueden descartar.

Sin embargo, en medio de un papeleo burocráticamente extenso de órdenes ejecutivas, amenazas comerciales e intimidaciones geopolíticas a diversos países, Trump no está dando prioridad a la dupla Machado/González, lo que indica que, por los momentos, Venezuela no está en el radar de los asuntos geopolíticos del mandatario republicano, lugar que ocupan China, Rusia, Groenlandia, Panamá, Canadá y México. 

Por ahora.

Aunque todavía es prematuro dar forma de tendencia perdurable a estas incipientes señales, las mismas no dejan de ser importantes porque el tono, la aproximación y la zona gris entre lo que se dice y lo que se encubre lo es todo cuando se trata de Donald Trump. Años de "máxima presión" no pasaron en vano. 

Primeras señales

El primer día como 47º presidente estadounidense, a Trump, desde el Salón Oval, le preguntaron sobre Venezuela, y en concreto sobre las medidas que adoptaría en torno al presidente Nicolás Maduro. Afirmó, en un mensaje genérico, que miraba al país "con mucho interés" y que "probablemente vamos a dejar de comprar petróleo. No lo necesitamos".

La clave está en que no se refirió directamente al mandatario venezolano, ni positiva ni negativamente. 

Fueron declaraciones que realmente no perfilaron una política concreta sino un supuesto —"probablemente", un adverbio de duda—, al menos en lo concerniente a un embargo petrolero o a la profundización del programa de sanciones unilaterales.

Este mensaje del magnate republicano fue insuficiente para el sector extremista, pues todavía no anuncia nada preciso ni marca una ruta de apoyo sólida y verificable.

Por los momentos, como premio de consolación, exhiben la designación del Tren de Aragua como organización terrorista extranjera, un movimiento con el que esperan reactivar la campaña internacional para criminalizar, sin pruebas, al gobierno venezolano, aprovechando las fabricaciones forzadas sobre el tema que provienen desde Santiago de Chile en los útimos días.

Con el objetivo de volver a los titulares y vender la idea de que Trump está comprometido con el cambio de régimen, se preparó una reunión con Marco Rubio, recién confirmado como Secretario de Estado. No obstante, las cosas no salieron del todo bien.

Esto se constata a través de un muy breve comentario "atribuible" a la portavoz del Departamento de Estado, Tammy Bruce, sobre la videollamada sostenida entre Marco Rubio, Edmundo González Urrutia y María Corina Machado el pasado miércoles 22 de enero. Además, González está en Washington y no fue recibido personalmente; otra clave.

Rubio no declaró en lo absoluto acerca de esta conversación. Tampoco publicó un post sobre la misma en su cuenta X, donde suele mostrar todo lo referido a su gestión, tanto cuando era senador como desde que es Secretario de Estado.

Esta traducción del evento indicaría que él, todavía, no tiene la autorización de Trump para avanzar hacia una agenda de apoyo directo a la dupla Machado/González. Aquí también juega el instinto. Presionado desde el día uno a jugar a mantener el cargo —como se explica a profundidad en este artículo de MV—, no ve a su jefe demasiado confiado y determinado en la idea de involucrar a EE.UU. en una lógica de confrontación existencial con Venezuela —insistimos, por ahora—, por lo que prefiere no levantar suspicacias ni exponerse a reclamos apenas estrenando el cargo.

De hecho, la información todavía no confirmada de que la primera gira diplomática de Rubio será por Centroamérica, en específico Panamá como primera estación, ratificaría la hipótesis de que priorizar el cambio de régimen en Venezuela no está entre los intereses inmediatos de Trump. El canal supera al caso venezolano en importancia económica, comercial y geopolítica, zona donde se prefigura la primera acción de contención contra China en la región desde la administración Trump. 

Y Rubio debe acatar esas órdenes iniciales. Venezuela para después.

Grenell y la respuesta venezolana

El mismo lunes 20, luego de la juramentación de Trump, el enviado presidencial para misiones especiales Richard Grenell anunció en X que "la diplomacia ha vuelto" durante la actual administración.

Seguido de "he hablado con varios funcionarios en Venezuela hoy y comenzaré las reuniones mañana temprano. Hablar es una táctica".

Grenell fue nombrado por Trump a mediados de diciembre pasado como "enviado presidencial" para que trabaje en "algunos de los lugares más conflictivos del mundo, incluidos Venezuela y Corea del Norte", publicó en Truth Social el entonces mandatario electo.

De modo que ya se había notificado que Grenell se encargaría del "asunto venezolano", como delegado negociador ante el gobierno del presidente Maduro.

Un hecho a tono con las declaraciones del senador republicano Bernie Moreno, quien el 3 de enero expresó que "Trump trabajará con Nicolás Maduro" debido a los intereses prioritarios del nuevo gobierno en la Casa Blanca.

En efecto, la prioridad expresada por Rubio en su primera declaración de prensa como Secretario de Estado es atender la cuestión migratoria de Estados Unidos:

"Primero, debemos frenar la migración masiva y asegurar nuestras fronteras. El Departamento de Estado ya no emprenderá actividades que faciliten o fomenten ese fenómeno. Nuestras relaciones diplomáticas con otros países, particularmente en el Hemisferio Occidental, darán prioridad a asegurar las fronteras de Estados Unidos, detener la migración ilegal y desestabilizadora, y negociar la repatriación de inmigrantes ilegales".

  • En un análisis anterior esta tribuna explicó las contradicciones habidas entre la campaña fracasada de "máxima presión" y la agenda migratoria radicalizada de Trump 2.0, ya que las pruebas empíricas evidencian que las sanciones y el bloqueo aplicados entre 2017 y 2019 han repercutido directamente sobre los flujos migratorios desde Venezuela hacia EE.UU.

Diosdado Cabello, vicepresidente del Partido Socialista Unido de Venezuela, declaró este lunes 20 de enero en rueda de prensa que "una forma de que haya relaciones transparentes es con la eliminación de intermediarios, que la gente se vea cara a cara", en sintonía con lo dicho por Grenell.

El también Ministro de Interior, Justicia y Paz sentenció que "si Estados Unidos quiere relaciones de respeto, aquí está nuestra mano", en un gesto público de que se tiene la voluntad para dialogar diplomáticamente con la Casa Blanca.

En ese mismo sentido, el 21 de enero el Ministerio Público emitió un comunicado con el que asegura que:

"Como institución garante de la legalidad, estamos comprometidos en la lucha contra el delito y dispuestos a retomar la cooperación penal con el gobierno de Estados Unidos para lograr la extradición de cualquier integrante venezolano de los grupos delictivos transnacionales que cometen crímenes a lo largo del continente".

Ello en referencia a la designación del Tren de Aragua como grupo terrorista en Estados Unidos, que Trump firmó mediante orden ejecutiva el día de su inauguración presidencial.

Estas primeras decisiones y señales indican que Trump estaría apostando por una visión más empresarial frente a Venezuela: evaluar las condiciones, las ventajas comparativas y la rentabilidad de una inversión arriesgada como lo es repetir la ruta del interinato fake de Guaidó.

Muy posiblemente, el análisis contable es desfavorable y por esa razón ha preferido actuar con cautela porque una negociación que implique petróleo y migración sigue siendo más atractiva desde el punto de vista MAGA que involucrarse en una operación de cambio de régimen hacia la que, por ahora, no siente seguridad sobre sus ventajas estratégicas, en especial si en ese proceso el flujo migratorio hacia EE.UU. aumenta y se desbalancea la ecuación energética internacional. 

No es desestimable el reciente ataque contra John Bolton, exasesor de seguridad nacional y arquitecto de la operación Guaidó, a quien Trump calificó de un "tipo estúpido" por haber involucrado a EE.UU. en una guerra en Asia Occidental que lesionó el poder internacional estadounidense. 

Por ahora, el republicano pareciera mirar con mala cara las invitaciones a aventurarse en incursiones extranjeras que no reporten un beneficio transaccional o geopolítico inmediato. Panamá lo tiene, México, Canadá y Groenlandia también, y China, por supuesto.

Ha quedado poco espacio para pensar en Caracas durante esta primera semana en el Despacho Oval. Rubio lo capta y, por ende, reduce su exposición al tema Venezuela. Machado y González se conforman con unos días agrios y Maduro muestra solidez y una capacidad de poder y control territorial, político e institucional que luce incontestable.

Si Trump ha pensado en Caracas en estos días, sin lugar a dudas la primera imagen que le ha venido a la mente no es la de un presidente caribeño debilitado. Y eso podría definirlo todo.

— Somos un grupo de investigadores independientes dedicados a analizar el proceso de guerra contra Venezuela y sus implicaciones globales. Desde el principio nuestro contenido ha sido de libre uso. Dependemos de donaciones y colaboraciones para sostener este proyecto, si deseas contribuir con Misión Verdad puedes hacerlo aquí<