Reuniones planeadas con John Bolton y Elliot Abrams
Según Sainz, el ex funcionario del Departamento de Estado, para cuando GG se había reunido con Betancourt el 11 de mayo de 2019, todos los presentes sabían que Goudreau estaba preparando una operación militar en Venezuela. En esa reunión, Sainz dio que Schiller explícitamente le instruyó de que cualquier detalle para la Casa Blanca tenía que pasar por él.
Sainz también dijo que Kraft prometió comunicarse con sus contactos en el Departamento de Estado, así como con John Bolton -para ese momento consejero de seguridad nacional de la Casa Blanca- y Elliot Abrams, el también para entonces representante especial de los Estados Unidos para Venezuela. Tanto Bolton como Abrams son parte del inmobiliario cuando la Casa Blanca está bajo control republicano, y han pasado décadas intentando derrocar a gobiernos con orientaciones independientes en todo el planeta. Mientras servía como subsecretario para control de armas de George W. Bush, Bolton ayudó a fabricar evidencias de que Irak estaba buscando “concentrado amarillo” de uranio de Níger.
Como director del Consejo de Seguridad Nacional, Bolton estaba obsesionado con derrocar gobiernos de Teherán a Caracas. Nicolás Maduro hizo personalmente responsable a Bolton del fallido intento de asesinarlo con drones explosivos durante una parada militar en 2018, diciéndole a Max Blumenthal en una entrevista un año después: "John Bolton trató de asesinarme".
En una entrevista con CNN en 2002, Bolton se describió a sí mismo como "alguien que ha ayudado a planificar golpes de Estado; no aquí sino, usted sabe, en otros lugares".
Abrams, por su lado, había sido condenado por mentirle al Congreso sobre su papel en el Irán-Contra, habiendo encontrado una variedad de métodos creativos para canalizar dinero a los escuadrones de la muerte en Centroamérica luego de que el legislativo estadounidense se lo prohibiera a la administración Reagan. El operador neoconservador luego fue identificado como el oficial de la administración Bush que le dio luz verde al golpe contra Hugo Chávez en 2002.
Según declaraciones de Sainz al FBI, Kraft mencionó que Craig Faller, el jefe del Comando Sur de ese tiempo había exigido un nivel de "transparencia" en la operación. Tomadas en su conjunto, estas declaraciones emitidas por funcionarios de alto nivel le dieron a Sainz la razón para creer que Kraft estaba comunicándose con el gobierno y dijo que esto le hacía sentir como una "validación dada para su operación".
Por separado, Goudreau le dijo a The Grayzone que Betancourt también ha tenido reuniones tanto con Abrams como Pompeo. "Fue extraño que Betancourt tuviese reuniones con Abrams y Pompeo", le comentó el ex boina verde a The Grayzone. "Betancourt era un bufón consumado".
Los "próximos pasos" para "recapturar el país"
El 14 de mayo de 2019, Sainz le envió un correo electrónico a Kraft, Schiller, Lucas y a otros dos afiliados a GG. Le había aconsejado a los destinatarios que no compartieran el contenido de ese email con actores externos. En el mensaje, Sainz ofreció un resumen de su encuentro más reciente con Betancourt. A la reunión también atendió su hermano, Pedro Paúl Betancourt, un aspirante a consultor político que en algún momento fue empleado en Voluntad Popular; Héctor Di Bonaventura, a quien Sainz describió como "la mano derecha de Toledo en Miami"; y Daniel Echenagucia, un ítalo-venezolano que fue arrestado en Venezuela en 2024 y acusado de conspiración, asociación para delinquir, terrorismo, financiamiento al terrorismo y traición a la patria.
Sainz le dijo a los líderes de GG que la reunión comenzó "con un resumen de la situación sobre el terreno" en Venezuela proveído por Betancourt, a quien Sainz describió como "la principal voz detrás de Leopoldo López".
El sumario de Betancourt contenía segmentos no solo sobre "ayuda humanitaria y derechos humanos", sino temas mucho más peligrosos incluyendo "estrategia de rebelión" y "apoyo militar". Al final, a Betancourt se le dio la responsabilidad de coordinar "todos los asuntos asociados con la liberación de Venezuela", escribió Sainz.
Con "el régimen actual quebrado" e "incapaz de atender las necesidades futuras del ejército", Sainz parafraseaba a Betancourt, la oposición había por lo tanto "tomado esta oportunidad para crear un canal de comunicaciones con las fuerzas armadas". Como parte de este alcance militar, "la oposición creó una matriz de data de personal militar clave" en Venezuela, que incluía los "nombres completos, rango, dirección, familia extendida, etc." de los soldados, escribió Sainz; una jugada que cualquier ejército del mundo interpretaría como hostil.
El correo electrónico, y las respuestas aprobatorias de Kraft, dejaban abundantemente claro que todo en el equipo de GG estaban al tanto de los planes de Goudreau y las principales figuras de oposición para un intento de golpe violento contra Maduro. La única disputa fue sobre quién ejecutaría el plan.
Según Betancourt, había tres objetivos: primero, "crear y ejecutar una estrategia general para derrocar al régimen actual"; segundo, implementar un "plan de sostenibilidad estratégica" durante el "período de transición"; y, tercero, "recapturar al país".
Era esta segunda fase, en la que el grupo había removido al gobierno venezolano, pero todavía no lo había reemplazado el que "mantenía sin sueño al señor Betancourt" por las noches, declaró Sainz, agregando que "él y otros estaban muy preocupados de que cuando tomen el poder no serán capaces de mantenerlo". Para darle cuerpo a los detalles, Betancourt propuso establecer tres "grupos de trabajo" en Washington, Miami y Bogotá, escribió Sainz.
Para el grupo basado en Washington, "el señor Betancourt expresó de que Global trabajase con miembros de The Rendon Group", escribió Sainz, refiriéndose a la firma de relaciones públicas vinculada a la CIA y que Goudreau relacionó a los sabotajes dentro de Venezuela.
El documento de Betancourt concluía con una lista de "próximos pasos", que incluía una "videoconferencia con Leopoldo" López y una propuesta para "organizar y coordinar la visita de Jordan a Bogotá".
Como una semana después, el 20 de mayo, Sainz, Schiller, Kraft, Toledo y Betancourt se reunieron en una sala del hotel Hilton en Boca Ratón, Florida, y tuvieron la videollamada con López, el cabildero de la oposición venezolana.
Sainz recordó a Schiller tomando un papel más activo en esa reunión, diciendo que la figura de la oposición venezolana que él "contaría con ellos y que ellos estaban ahí para él". Al ir concluyendo la discusión, Sainz también recordó a Schiller entregando bolígrafos de la Casa Blanca y monedas Challenge de su tiempo dentro de la administración Trump.
Sainz le dijo al FBI que estas baratijas le dieron a los participantes la impresión de que la Casa Blanca estaba firmemente detrás del proyecto.
La "estrategia de la rebelión"
Para junio, Goudreau estaba escondido en una casa a 25 minutos de Bogotá junto a Toledo y Betancourt. Dentro, según Toledo, el estadounidense había transformado el lugar en una sala de guerra hollywoodense, con mapas de Venezuela y coordenadas extendidas sobre la mesa, junto a fotografías de los principales objetivos, incluyendo a Maduro y a los ministros Jorge y Delcy Rodríguez.
Pegados en una de las paredes habían pedazos de papel con palabras claves representando los pasos que se deben tomar antes, durante y después del golpe para asegurar su éxito. La palabra clave más notoria, "narativa", estaba mal escrita.
Pero Goudreau y Betancourt estaban en desacuerdo sobre cómo debía llevarse a cabo la operación. Una foto fechada el 2 de junio del 2020 demostrando la "estrategia de rebelión" de Betancourt estaba esbozada en un plan de batalla escrito a mano que contenía varias palabras claves de los ejecutores y sus objetivos de alto nivel dentro del gobierno venezolano. El plan presentaba una línea temporal llamando a disturbios en las cárceles, "desinformación", una campaña de "distracción" en la región de los pemones en Venezuela, "operaciones negras" y un ataque aparente a la flota de sukhois de Venezuela. Todo de alguna manera culminaría en una "rebelión popular".
Según Goudreau, el documento fue presentado por Betancourt, donde se presentaba a sí mismo en la cima de la cadena de mando. El ex boina verde dijo que Betancourt y Toledo planeaban pagarle a miembros de la oposición para escenificar disturbios carcelarios para generar inestabilidad como un paso previo al alzamiento nacional.
En ese momento, la banda que tenía control sobre las prisiones de Venezuela -y por lo tanto los probables receptores del financiamiento de la oposición- era el Tren de Aragua. Desde entonces Trump ha citado esencialmente desinformación para culpar a Maduro de la "invasión" del Tren de Aragua a los Estados Unidos.
"Betancourt y Toledo no podían quitarse de la cabeza la cosa de la rebelión popular", dijo Goudreau. "Siempre creí que eso era ridículo desde el intento de abril (de 2019). Creía muy poco en ese plan pero calmaba a Betancourt".
Continuó: "Sabía que necesitaría gente poderosa dentro del ejército. El problema era que el ejército venezolano detestaba a Betancourt, a Toledo, a Leopoldo y a Guaidó, y no confiaban en ellos. Y con toda razón".
Goudreau agregó que Betancourt y su gente despreciaban a la dirección del ejército de forma visceral, en particular al ministro de Defensa Vladímir Padrino y al para entonces presidente de la Asamblea Constituyente Diosdado Cabello, y que estaban obsesionados con matarlos. "Se volvieron locos cuando dije que a estos hombres se les debería permitir huir o ser capturados", recordó.
El 19 de junio de 2019 Goudreau develó su propio plan maestro para el cambio de régimen en Venezuela durante una reunión en el hotel JW Marriot en Bogotá, junto a Sainz, Toledo y Betancourt.
La reunión rápidamente se descarriló cuando los activistas venezolanos se encontraron al otro lado de la mesa con un ex oficial venezolano altamente condecorado llamado Clíver Alcalá. Mientras servía como mayor general bajo Chávez, Alcalá parecía ser leal a la Revolución Bolivariana de su país. Pero luego de la elección de Maduro, chocó con el nuevo presidente y se pasó a la oposición. Los asociados de Guaidó veían a Alcalá con profunda sospecha, no solo por su pasado chavista sino por los rumores sobre su involucramiento en el tráfico de drogas. Luego se inquietaron por que su presencia pudiera empañar su imagen entre los patrocinantes en Washington.
Toledo le dijo al FBI que estaba asombrado de ver a Alcalá involucrado, alegando que él creía que el ex general estaba implicado en el tráfico de narcóticos. Y con su historia como chavista, Toledo dijo que reunirse con él era como verse "cara a cara con el enemigo". Goudreau, sin embargo, afirmó que fue el propio Toledo el que le presentó a Alcalá en primer lugar.
A Alcalá se le asignó el nombre código de "César" durante la fase de planificación de la Operación Gedeón. Se había dedicado a entrenar a desertores venezolanos que en gran medida fueron abandonados por Guaidó luego de que atendieron su llamado a deponer las armas y huir a Colombia en el medio del golpe fallido de abril de 2019.
"El general Clíver Alcalá estaba a cargo de la operación", explicó Goudreau. "Así que yo iba a conectar con unidades del ejército venezolano que Alcalá había reunido dentro de Venezuela, e íbamos a catalizar una rebelión".
Goudreau insistió de que su papel sería para transmitir el apoyo estadounidense por la conspiración para asegurar su éxito: "Necesitábamos que venezolanos dentro del país viesen la cara de un gringo para darse cuenta de que esta en realidad sí era la manera de ir hacia adelante y que se confiaba en ella: que tenía apoyo de los Estados Unidos".
El operador de fuerzas especiales al comienzo era receloso de Alcalá, sospechando que el general todavía “era un tipo de Chávez” de corazón. Pero a lo largo del tiempo que pasaron juntos, "nunca me mintió siquiera una vez y no demostraba señales de engaño", dijo Goudreau.
Al final, el veterano boina verde concluyó que Alcalá sería un aliado útil, puesto que sus credenciales militares podían ayudar a traer a otras fuerzas venezolanas a su lado durante el golpe que se estaba planeando. Goudreau también creía que Alcalá podía ayudar a representar los intereses de facciones más moderadas de la oposición a los que no les gustaba Guaidó.
Junto a Alcalá, Goudreau diseñó un plan para que varios veteranos de las fuerzas especiales entrenaran a un puñado de desertores venezolanos que había quedado exiliados en Colombia desde el golpe fallido de 2019. Cuando llegó el momento de actuar, Goudreu sostuvo que su equipo se infiltraría en Venezuela y se conectaría con unidades de las fuerzas armadas venezolanas que se suponían preparadas para volteársele a Maduro. Toledo le dijo al FBI que él consideraba todo aquello "una misión suicida".
Goudreau niega las sugerencias de que buscaba capturar o matar al presidente venezolano en funciones, diciendo que tan solo hubiese necesitado distraer a Maduro y mantenerlo huyendo el tiempo suficiente para instalar una junta de oposición.
Goudreau cayó en cuenta de que muchas de las figuras de oposición estaban en contra de permitirle a Alcalá tener un rol importante en esa Venezuela post-Maduro, grupo sobre el que el operador de fuerzas especiales incluía a Betancourt y Toledo. Dijo que sus sospechas se confirmaron luego de que en secreto organizó grabar una conversación con estos últimos durante la reunión de junio en el Marriot de Bogotá.
La persona que condujo la grabación encubierta era un ex comandante de la Guardia Nacional, Arturo José Gómez Morante, a quien el gobierno venezolano acusó de varias operaciones de secuestro este año.
En la grabación, Betancourt y Toledo abiertamente denigran a Alcalá y discuten su deseo de reducir el papel del general en la operación. Continuaron discutiendo su disposición a rehabilitarlo y ayudar a quitarle las sanciones a algunos de los líderes venezolanos prominentes que trabajasen para derrocar a Maduro, pero no a Alcalá.
A Toledo también se le puede escuchar reconociendo que había viajado a Colombia a discutir el plan con el expresidente rabiosamente de derecha y pro estadounidense Álvaro Uribe, quien supuestamente lo aprobó. Describió "como el hombre que está organizando todo esto" al para entonces embajador de Colombia ante los Estados Unidos, Francisco Santos Calderón (también conocido como "Pacho Santos". En los comentarios, Toledo dice que Santos buscó usar a la milicia de desertores venezolanos para que lanzasen un ataque a las guerrillas de izquierda conocidas como el ELN, o Ejército de Liberación Nacional.
"Fui a conversar con el embajador Pacho Santos que, en mi opinión, es el que tiene las bolas más grandes en esta mierda; está loco," dijo Toledo. Recordando que el político colombiano "propuso lo que llamó un plan por etapas" en el que los opositores venezolanos "buscarían a 38 tipos, irían para allá, le dan una paliza a esos hijos de puta del ELN y se retirasen".
"Por fin se ahombran, hermano", agregó. Según Toledo, Santos le dijo que tenía "una sola petición del gobierno de Uribe: que en cierto punto comencemos a coordinar entre la gente de la CIA y la gente de aquí".
"Y hay una sola persona para eso: Juan Cruz, que es un tipo muy habilidoso", dijo Toledo, refiriéndose al ex jefe de operaciones de la CIA en América Latina. "¿Por qué confían tanto en Juan Cruz? Confían en él porque fue el jefe de la CIA aquí".
Toledo insistió en que nunca había conocido a Cruz antes de eso, hasta que el embajador colombiano se lo presentó. Aun así, debido al papel de liderazgo de Cruz en Langley, "confiamos en él, ni siquiera en Trump, sino en él".
Cuando Arturo Morante, el hombre que estaba grabando, comentó que esto significa que "la CIA tiene que saber" sobre los planes en Venezuela, Toledo confirmó: "por supuesto".
Toledo llegó a decir que una vez que la CIA y el gobierno colombiano se hayan comprometido en apoyar el plan: "Yo pongo la música, traigo las armas, hago toda la cosa". Sin embargo, dijo, seguía habiendo un problema: "Un problema cuyo nombre empieza y termina con César", usando el nombre código de Alcalá.
Según Toledo, Leopoldo López le había presentado una lista de 22 nombres cuya inclusión en cualquier operación pudiera ser considerado violar una "línea roja". Toledo recordó a López diciendo sin rodeos que "estamos dispuestos a respaldar lo que sea de quien sea excepto de estos 22", y "el primero era César".
Posteriormente Toledo le dijo al FBI que cuando supo que había sido grabado en secreto, concluyó que, basado en esto, Morante estaba comprometido. Pero incluso con el disenso creciendo dentro de su círculo de contactos venezolanos, Goudreau siguió adelante con su operación.
Un contrato para "capturar/detener/remover"
De vuelta en Estados Unidos, la CIA no era el único grupo que presuntamente había dado su bendición a la operación. Según el testimonio de Sainz ante el FBI, Kraft alegó haberse reunido en persona con el presidente Trump luego de un mitin de campaña en Carolina del Norte en el verano de 2019. Durante la conversación, dijo que discutieron cómo arreglar lo de las armas y el financiamiento para el proyecto.
Por su lado, Goudreau manifestó que Kraft le dijo que se había reunido con el vicepresidente Mike Pence en un evento ese verano, y que le informó al segundo de Trump del estatus del proyecto venezolano. Pero aunque continuó haciendo las rondas en la Casa Blanca, el hombre de negocios no llegó a darle a Goudreau los fondos que necesitaba.
En los meses consiguientes, Goudreau dijo que inicialmente creía que sus contactos en Global Governments (GG) y Kraft en particular, pudieran compensarlo por el trabajo realizado por su equipo. Pero para el verano de 2019, sus gastos se amontonaban, y GG seguía sin reembolsarle.
En el resumen de su entrevista con el FBI, Toledo dijo que cortó todo contacto con el boina verde luego de una reunión volátil que terminó con una discusión feroz. En la versión de Toledo, Goudreau exigió el pago por su trabajo en el proyecto. Cuando se negó, dijo que Goudreau ofreció enseñarle las armas que tenía en la maleta de su vehículo estacionado afuera, a lo que, según dice, le dijo a Goudreau "que se fuera" de su oficina y que "no volviera más". Toledo ahora sostiene que después de eso le informó a los cinco miembros de mayor nivel de la oposición sobre esa interacción, advirtiéndoles que "el desbocado" Goudreau "estaba loco".
Pero aunque Kraft había demostrado ser un financista poco confiable y Toledo lo echó, Goudreau no había agotado todas sus opciones. En el verano de 2019, Goudreau dijo que otros asociados venezolanos lo conectaron con Juan José “JJ” Rendón, una adinerada celebridad de Ted Talks y consultor de políticos latinoamericanos pro Estados Unidos (sin relación con The Rendon Group). Habiendo manejado exitosamente las campañas presidenciales del colombiano Álvaro Uribe, y habiendo servido como su jefe de estrategia durante su gobierno -enfrentando acusaciones de recibir pagos subrepticios de capos de la droga locales en el proceso- Rendón siguió siendo el celebro detrás de la derecha de su país.
La influencia que Rendón llegaba a la frontera venezolana, donde sirvió como un guía prestigioso de la oposición proestadounidense. Para el momento en el que Rendón se puso en contacto con Goudreau, Guaidó lo había designado como director del comité estratégico para explorar opciones para derrocar a Maduro.
En el transcurso de los meses siguientes, Goudreau y Rendón negociaron un contrato para que el primero llevara a cabo su golpe con respaldo financiero del movimiento de Guaidó. El documento autorizaba a su grupo a usar fuerza letal y detener civiles, y establecía las reglas de combate que se iban a emplear, dependiendo del nivel de "daño colateral" anticipado. Este estipulaba que Goudreau y sus colegas estadounidenses harían todo lo posible para “ocultar su identidad” para asegurar que el golpe fuese percibido como "solamente venezolano".
Bajo los términos del acuerdo, Silvercorp USA, la empresa de Guaidó, recibiría un no reembolsable de 1.5 millones de dólares para preparar la acción.
El contrato especificaba que el objetivo de la operación era “capturar/detener/remover” a Maduro y al actual gobierno del poder, e instalar en su lugar a Guaidó. Cuando eso ocurriese, Goudreau recibiría un "bono de éxito" de 10 millones. El "total estimado del costo del proyecto" para lo operación fue de 212.9 millones de dólares. Si el golpe demostraba no ser exitoso, el documento contenía una cláusula altamente inusual que le permitía a la seudoadministración de Guaidó negar todo conocimiento de la trama.
Aún más, el contrato colocaba a Guaidó en la cima de la cadena de mando de la operación. No solo Goudreau creía que tenía el apoyo de la Casa Blanca, sino que el contrato le aseguraba que estaba actuando con la bendición "del gobierno interino".
Sin embargo, algunos de los colaboradores más cercanos de Guaidó al parecer comenzaban a tener miedo respecto al golpe. Toledo hizo referencia a una reunión del 15 de octubre de 2019 en Colombia que había sido organizada por el jefe de la inteligencia colombiana de ese entonces, Rodolfo Amaya, y supuestamente incluyó a un representante de la CIA. Durante ese encuentro, Toledo dijo que los asistentes redactaron un memo valorando que el gobierno de Maduro había infiltrado la red de Goudreau.
Goudreau le dijo a The Grayzone que antes de la reunión en Colombia entre Betancourt, Amaya y el funcionario de la CIA, los líderes de la oposición estaban "empecinados en voltear Venezuela". Pero después, "todo cambió".
Aseguró que el oficial de la CIA que organizó la reunión era Juan Cruz.
Toledo le dijo al FBI que no estaba seguro de si Guaidó fue inmediatamente informado del memo en su contra que se originó en la reunión con Betancourt, pero sí de que Rendón continuó reuniéndose con Goudreau.
A pesar de las señales de alarma. Guaidó firmó un contrato con Goudreau exactamente un día después, el 16 de octubre de 2019.
Aunque esto no se ve en video, The Grayzone ha revisado las grabaciones de audio de la firma y concluyó que la voz del participante se asemeja con fuerza a la de Juan Guaidó. Desde ese entonces, Guaidó ha negado repetidamente el haber firmado contrato alguno con Goudreau. Ahora insiste que la firma en el contrato fue falsificada por el gobierno de Maduro, una idea que una encuesta demostró que menos de 5% de los venezolanos no lo encuentran plausible. En los días posteriores, Rendón le transfirió 50 mil dólares como pago inicial del adelanto, y las partes concluyeron el acuerdo.
En el transcurso de las negociaciones, Goudreau mantuvo informado a GG, suministrándole a Sainz un borrador del acuerdo. Sainz le contó al FBI que le aconsejó a Goudreau que buscase asesoría legal y que compartiera los detalles del contrato con Travis Lucas, el abogado en Washington que trabajaba cerca de Mike Pompeo.
En entrevistas, Goudreau le explicó que tener un contrato con Guaidó que autorizaba la operación era más importante que la compensación financiera descrita en el documento. Aun así, actualmente Goudreau está demandando a Rendón por incumplimiento de contrato por no pagar el resto del adelanto.
En un día o dos de haber firmado, Goudreau dijo que se había reunido con Lucas y otro abogado llamado George Sorial en el Trump International Hotel en Washington. Sorial había trabajado como vicepresidente ejecutivo y jefe del consejo de cumplimiento de normativo de la Organización Trump de enero de 2007 a junio de 2019. Goudreau dijo que tres de ellos se habían encontrado para discutir su contrato con Rendón.
Sainz, en su entrevista con el FBI, recordó a Goudreau hablándole sobre su reunión de octubre de ese año en el hotel de Trump con Lucas y Sorial. Sorial, sin embargo, le dijo a The Grayzone: "No tuve contacto alguno con Goudreau y ni siquiera recuerdo haberme reunido con él".
Durante este periodo, Goudreau dijo que también se cruzó con el ex jefe de seguridad de Trump, Schiller, en la Casa Blanca. Goudreau dijo que discutieron el potencial de ganancias extraordinarias por venir, y Schiller afirmó "el apoyo del jefe" a los esfuerzos del boina verde.
Registros de visitantes de la Casa Blanca que compartió el equipo legal de Goudreau demuestran que Schiller visitó a Trump en la Casa Blanca el 16 de octubre de 2019, el mismo día en el que se firmó el contrato. Hablándole al FBI, Schiller reconoció haberse reunido con Goudreau en el hotel Trump, pero insistió en que no discutió GG o su operación con el personal de la administración o con Trump.
Pero incluso, de ser cierto, su negación no compromete las afirmaciones de Goudreau de que la Casa Blanca autorizó la operación.
Alrededor del momento en que el contrato se formalizó, Goudreau puso al tanto a otro veterano boina verde llamado Drew Horn luego de haber sido presentado por Lucas. En ese tiempo, Horn estaba sirviendo como asesor político del vicepresidente Pence.
Cuando fue entrevistado por el FBI en septiembre de 2021, Horn describió la reunión con Goudreau de transmitir una vibra de "de intriga y misterio". Bajo las normas base establecidas por Lucas, recordaba Horn, se suponía que él y Goudreau se referían el uno al otro por sus nombres de pila, y Lucas le aseguró a Horn que lo que Goudreau estaba haciendo en Colombia era relacionado con lo humanitario. Y legal.
En respuesta a una solicitud de comentario sobre sus interacciones con GG y Goudreau, Lucas escribió: "Como abogado, no puedo ni quiero discutir mis interacciones o comunicaciones con clientes o posibles clientes. Puedo, sin embargo, manifestar inequívocamente que no desempeñé ninguna clase de papel en el intento de golpe fallido en Venezuela, no tuve conocimiento del intento de golpe antes de que se revelase, y nunca discutí o me comuniqué con algún funcionario del gobierno de los Estados Unidos en relación a un golpe o alzamiento en Venezuela. Cualquier sugerencia de lo contrario es completamente falsa".
Pero una factura dada por Goudreau demostrando que había gastado 30 mil dólares como adelanto de los servicios legales de Lucas hace referencia a "navegar cualquier ley federal" asociada con el ITAR, el sistema de regulación del gobierno que maneja la importación y exportación de armas.
Esta investigación fue publicada originalmente en inglés en The Grayzone el 24 de noviembre de 2025 y traducida por Diego Sequera para The Grayzone y Misión Verdad.