Mar. 04 Febrero 2025 Actualizado 3:55 pm

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La batalla por el enfoque hacia Venezuela a lo interno de la administración Trump sigue trayendo novedades (Foto: Getty Images)
Reconoce la recuperación del país en diversas áreas

La administración Trump enmienda el relato de Venezuela como amenaza

El encuentro del enviado especial del presidente Donald Trump, Richard Grenell, con el presidente venezolano Nicolás Maduro, sugiere un cambio considerable de situación, al menos de manera circunstancial, en la relación entre los gobiernos de ambos países.

O, al menos, eso puede deducirse de las recientes declaraciones de Elliott Abrams, quien fue el antiguo enviado especial del republicano para Venezuela durante el primer gobierno del magnate. Abrams, halcón de la vieja guardia del establishment estadounidense que tuvo un papel estelar en las acciones fallidas de cambio de régimen contra el país junto a John Bolton, ha calificado de "momento terrible" la visita de Grenell a Caracas, por considerarla innecesaria.

A su juicio, Trump pudo presionar a Maduro con pronunciamientos públicos para recibir deportados y no realizar un "reconocimiento implícito" al mandatario venezolano.

En efecto, durante la administración Biden, el gobierno venezolano también recibió deportados desde Estados Unidos y no hizo falta alguna declaración o encuentro especial entre funcionarios de ambos Estados. Simplemente, y pese a la ausencia de relaciones diplomáticas, se aplicaron los acuerdos migratorios que son de vieja data.

Pero la visita de Grenell sugiere mucho más que un simple acuerdo migratorio pues implicó un reconocimiento tácito a Maduro y a su gobierno, y creó un canal de diálogo efectivo ente Caracas y Washington. Un avance que es sintomático y refleja, al menos hasta ahora, la disposición de la Oficina Oval de aproximarse a Venezuela desde el pragmatismo y las lógicas transaccionales del magnate republicano.

A partir de este encuentro han comenzado a desplegarse elementos que merecen interés especial.

"NOTABLES MEJORAS EN VENEZUELA", SEGÚN WASHINGTON

La administración Trump publicó el memorando que hace oficial la revocación del Estatuto de Protección Temporal (TPS) emitido en 2023, una medida de permanencia para unos 350 mil venezolanos que están en Estados Unidos desde ese año. 

La protección a estos beneficiarios vencerá el próximo mes de abril y podrían ser objeto de las nuevas medidas de expulsión y repatriación.

Es muy probable que Trump también afecte a los beneficiarios del TPS aplicado en 2024, que incluye a otros 250 mil venezolanos, lo que elevaría la cifra a más de 600 mil personas que estarán expuestas a una posible deportación.

La notificación sobre el fin del instrumento para los beneficiarios del año 2023 fue divulgada por la Secretaría de Seguridad Nacional, a cargo de Kristi Noem, tras realizar una revisión de las "condiciones del país" que concluyeron que designar el TPS a venezolanos es "contrario" al "interés nacional de Estados Unidos".

El documento subrayó que, aunque algunas "condiciones" de la nación caribeña permanecían similares al año 2023, "hay notables mejoras en varias áreas, como la economía, salud pública y criminalidad". Esta conclusión desmerita el marco de justificación necesario para la "protección" a cientos de miles venezolanos que están en suelo estadounidense.

El TPS había sido usado como un recurso para gestionar la migración desde Venezuela, pero también se empleó como un mecanismo narrativo de criminalización contra el país mediante el planteamiento de una falsa situación de "amenaza directa" hacia a los emigrantes.

Con esta acción el gobierno estadounidense, formalmente, ha derribado la tesis de que Venezuela es una "amenaza" que compromete la integridad de sus ciudadanos, y así se rompe una tendencia que, paradójicamente, tomó forma desde la primera administración Trump.

Esta decisión debe enmarcarse en el contexto de un cambio diametral de gestión sobre la inmigración que implementa Trump. El gobernante republicano no desea tatar a los venezolanos tal como lo han hecho otros inquilinos de la Casa Blanca, por ejemplo, con los salvadoreños, quienes son beneficiarios de TPS desde hace 20 años por condiciones que, al día de hoy, ya han desaparecido, como la guerra y postguerra civil.

Pero, independientemente de que esto sea parte de una nueva política migratoria del republicano, implica por defecto un cambio en el estilo de tratamiento que el Poder Ejecutivo estadounidense aplica sobre el país caribeño y su "situación". 

"LA CRISIS EN VENEZUELA SE HA ESTABILIZADO"

Durante la visita del secretario de Estado norteamericano, Marco Rubio, a Panamá se produjeron declaraciones significativas del presidente José Mulino.

Este alegó que la migración por el tapón del Darién se redujo 94% en el último mes, y señaló que la crisis venezolana "se ha estabilizado".

Refirió que solo un evento inesperado, que espera que "no ocurra", podría hacer aumentar las cifras de inmigración desde Venezuela.

Este es un punto muy resaltante considerando que Panamá es un enclave geográfico del proceso migratorio venezolano y que precisamente José Mulino ha sido uno de los actores de la región con una participación más activa en el reconocimiento de una presidencia fake de Edmundo González.

A inicios de año el gobierno panameño asumió el compromiso de resguardar un lote de supuestas "actas" electorales que estaban en manos del sector extremista de la oposición venezolana.

Pero las nuevas declaraciones del mandatario panameño, acordes a las señales que emanan desde la Casa Blanca, debilitan la disposición internacional de tratar los asuntos venezolanos con un carácter de supuesta urgencia, basada en el relato de una gran conmoción a producirse en el corto plazo.

EL CONTEXTO DEBILITA AuN MÁS A LA OPOSICIÓN RADICAL

María Corina Machado divulgó una entrevista que realizó con un grupo de periodistas afines el pasado día lunes. En esa transmisión declaró que "sabía" de antemano la visita que iba a realizar Grenell al país.

También indicó que se reunió con el funcionario. Alegó que fue "informada" por él de los acuerdos con Maduro.

Ese mismo lunes Grenell fue entrevistado extensamente por un servicio de Tv On-line y explicó con sumo detalle su viaje a Venezuela, mencionando desde el clima de la reunión con el presidente Maduro hasta el momento de la liberación de seis estadounidenses detenidos en el país. 

Recalcó que estuvo durante horas esperando en una pista de Maiquetía por la llegada de sus connacionales liberados, con quienes viajaría a Estados Unidos, dando explícitos detalles de su agenda en el país.

Pero ni Grenell, ni el gobierno norteamericano, han hecho mención alguna de un encuentro con Machado. Y, hasta ahora, no ha trascendido ninguna imagen de ello.

Que sea Machado quien mencione la supuesta reunión es ilustrativo de varios elementos.

El primero es que, si ese encuentro realmente se realizó, el gobierno estadounidense no parece interesado en mencionarlo ni reseñarlo para elevar el perfil público de Machado.

El segundo elemento es más que sugerente. Machado ha dicho insistentemente a la "comunidad internacional" que se encuentra en la clandestinidad, entonces si se encontró con Grenell esto habría ocurrido con pleno consentimiento del gobierno venezolano, lo cual implicaría que la ubicación de la autoproclamada líder opositora es conocida pues es imposible que, por la importancia del funcionario estadounidense, el gobierno venezolano haya perdido su rastro en su estadía en el país.

Definitivamente hay elementos muy ambiguos en las declaraciones de Machado, quien parece interesada en proyectar una imagen de figura relevante para Trump, o simplemente podría mentir a sus seguidores y gobiernos aliados, como lo ha hecho en otras oportunidades.

No es un dato menor que diversos medios, como la agencia EFE, anunciaron que Edmundo González partió desde Perú con destino a Ciudad de Panamá, en coincidencia con la visita de Marco Rubio a la nación centroamericana, con lo cual sugirieron un posible encuentro.

Sin embargo, en la agenda de Rubio en ese país no se registró alguna reunión de carácter público o privada entre el funcionario y el excandidato venezolano.

Muy probablemente esta no se realizó y, en caso de haberse efectuado, no trascendió en lo público, lo cual sería muy contraproducente a la agenda de la oposición radical venezolana ya que ello denota un claro distanciamiento del actual gobierno estadounidense.

Seguramente los gobiernos de la región y otros del mundo occidental —los cuales han fijado posiciones a favor de este sector del antichavismo— estén tomando nota de las señales que está enviando la administración Trump y ello se traduzca en menguados apoyos, puramente simbólicos, a Machado y González.

Probablemente estos eventos puedan traducirse en el desescalamiento del pretendido aislamiento de Caracas y, si la Casa Blanca mantiene el canal de diálogo con Caracas, en el mediano plazo la posición del extremismo continuará debilitándose. 

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