Jue. 09 Enero 2025 Actualizado ayer a las 9:27 pm

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Edmundo González Urrutia y María Corina Machado antes del 28J (Foto: CNN)
Hacia la reedición de la "máxima presión"

La puesta en escena para Trump de María Corina Machado y Edmundo González

La dirigencia extremista de la oposición, liderada por María Corina Machado y Edmundo González Urrutia, ha estado desplegándose de cara a la asunción del presidente Nicolás Maduro para un tercer mandato el próximo 10 de enero, con intenciones de desestabilizar el país.

Los reportes de medios de habla anglosajona, incluidos el neoyorquino The Wall Street Journal (WSJ) y el londinense Financial Times (FT), muestran parte de las pretensiones a corto plazo de Machado y González, en connivencia con el saliente gobierno de Joe Biden y factores republicanos con ascendencia en la próxima administración de Donald Trump.

Entre la coordinadora de Vente Venezuela y el exdiplomático se han repartido las cartas con objetivos diferentes, enmarcados en un mismo plan.

La parte González

El exdiplomático ha estado viviendo en calidad de asilado en Madrid, España; sin embargo, a través de comunicados y su propia vocería ha prometido regresar a Venezuela y desafiar a las autoridades con el objetivo de reclamar inconstitucionalmente la Presidencia de la República, basado en la divulgación digital de actas electorales —fraudulentas, de acuerdo con el Gobierno Bolivariano e investigadores independientes—.

Para lograr dicho objetivo, al menos desde el plano diplomático y mediático ya que las perspectivas de que pise suelo venezolano sin ser detenido por los dispositivos de seguridad son prácticamente nulas —el Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (CICPC) ofrece una recompensa de 100 mil dólares por información sobre su persona—, comenzó una pequeña gira con su primera parada en Argentina, donde fue recibido por Javier Milei, y posteriormente en Washington, donde se reunió con Biden y con congresistas republicanos, entre ellos Michael Waltz, el próximo Asesor de Seguridad Nacional de Trump 2.0.

En resumen, los fines de tal despliegue consisten en:

  1. Consolidar el apoyo de Estados Unidos y de su circuito político-diplomático en la región a la agenda extremista, de cara a la toma de posesión del presidente Maduro, con el aval de la administración Biden, bajo una lógica de continuidad de dicha política con el gobierno venidero de Trump.
  2. Coordinar, de la mano de los republicanos representantes del estado de Florida, quienes forman parte o son operadores políticos cercanos al circuito de poder que tomará las riendas de la Casa Blanca luego del 20 de enero, la agenda contra el gobierno de Nicolás Maduro.

La Casa Blanca publicó un resumen del encuentro entre González y Biden el pasado 6 de enero, donde especifica que estará monitoreando los sucesos de este próximo jueves:

"El presidente Biden señaló que seguiría de cerca las protestas planeadas para el 9 de enero en Venezuela y enfatizó que se debería permitir a los venezolanos expresar sus opiniones políticas de manera pacífica sin temor a represalias por parte de los militares y la policía".

La parte Machado

Conectado con la declaración de Washington, por su lado, Machado ha estado detrás de las cortinas organizando focos de protestas y acciones lesivas a la estabilidad ciudadana a partir del 9 de enero. Sus declaraciones para el WSJ son explícitas. El reportaje anuncia que:

"Llamó a sus seguidores a desafiar a los servicios de seguridad del país y la amenaza de arresto, a 'salir con sus familias, con sus hijos, con sus abuelos, con sus perros', para denunciar la medida autoritaria del presidente".

Evidentemente, el "desafío a los servicios de seguridad del país y la amenaza de arresto" es una convocatoria abierta a sus seguidores y a los grupos violentos que protagonizaron la jornada golpista del 29 y 30 de julio de 2024.

Recordemos que, durante los sucesos post 28J del año pasado, hubo episodios de violencia coordinada que encarriló para los mismos fines desestabilizadores actores de masa crítica, grupos de choque y vandalización y bandas criminales en las calles, acompañados de un correlato por medios y redes digitales de justificación del intento de golpe.

De modo que la orquestación a favor de la inestabilidad y el caos, en el orden de buscar hechos conmocionantes a través de falsas banderas o choques directos con los organismos de seguridad estatales, es un escenario a considerar para el próximo jueves en adelante.

Es por ello que, preparados ante la muy probable contingencia, la Dirección General de Contrainteligencia Militar (DGCIM) y la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) desplegaron a más de 1 200 efectivos castrenses en la ciudad capital de Caracas, con el fin de garantizar la juramentación presidencial de Maduro.

Más de 700 cargadores de fusil, municiones y cinco fusiles "que serían utilizados por grupos vinculados a la oposición venezolana para perpetrar acciones de violencia en el país fueron incautados en días recientes por los organismos de seguridad del Estado", informó este 6 de enero el ministro Diosdado Cabello, jefe de la cartera de Interior, Justicia y Paz.

"Todas esas investigaciones están avanzando. Sabemos quiénes los enviaron, cómo los enviaron, desde dónde los enviaron, quiénes los reciben. Por estos hechos tenemos un grupo de detenidos que son parte de esta oposición fascista que no cree en el país", resaltó.

A ello se suma la captura de 125 mercenarios de más de 15 nacionalidades, detalló el presidente Maduro en cadena nacional el 6 de enero. "Nosotros a esa gente la estábamos esperando", dijo, denunciando la inclusión en ese grupo de un gendarme argentino, quien, de acuerdo con el ministro Cabello, "tenía como misión atentar contra la vicepresidenta Delcy Rodríguez. Hoy están todos detenidos y puestos a la orden de la justicia".

La perturbación de la paz y la cotidianidad de la población ha sido un plan continuado desde las elecciones presidenciales del año pasado, incluidos sabotajes a la industria energética nacional.

En ese sentido, Machado hace un llamamiento al seguimiento de las tácticas de guerra asimétrica y de carácter criminal en un escenario que busca la confrontación directa y la imposición de una agenda de perturbación política, con el acompañamiento internacional de las vocerías estadounidenses y sus vasallos en la región.

Vuelve el correlato sancionatorio con fines delictivos

Machado ha sido adalid de las campañas de sanciones criminales y medidas coercitivas unilaterales del mundo occidental, junto con la promoción de invasiones e interferencia extranjera en los asuntos nacionales. El prontuario está a la vista, expediente que continúa engordando con el paso de los días.

Y parte del capital financiero occidental se pliega, de nuevo, a un escenario de este tipo. El editorial publicado el 6 de enero en FT lo demuestra con claridad:

"Trump debería resistir las voces de sirena en las comunidades petroleras y de tenedores de bonos que lo instan a llegar a un acuerdo lucrativo con Maduro. En cambio, debería escuchar a figuras como Marco Rubio, secretario de Estado designado, o Mike Waltz, su elegido como asesor de seguridad nacional. Han abogado por reforzar la oposición democrática y eliminar el apoyo militar a Maduro (sic) endureciendo las sanciones a Venezuela.

"Estados Unidos debería comenzar por cancelar todas las licencias de sanciones otorgadas por la administración Biden a Chevron y otras compañías petroleras que les permiten operar en Venezuela. La Unión Europea y el Reino Unido también tienen un papel importante. Deberían extender las sanciones a los principales funcionarios venezolanos para acompañar la lista de Estados Unidos, cerrando las lagunas que actualmente permiten a algunas figuras clave del régimen la oportunidad de disfrutar de activos y viajes en Europa".

Sin embargo, abogar por el levantamiento de las licencias generales y específicas de la Oficina de Control de Bienes Extranjeros (OFAC), agencia del Departamento del Tesoro estadounidense, intensificar la senda del bloqueo y el embargo económico-petrolero y reeditar la campaña de máxima presión de la era Trump 1.0 —con Marco Rubio a la cabeza como secretario de Estado— podría incurrir en un nuevo error de cálculo político, si el objetivo siguiera siendo el aislamiento de Venezuela en el plano internacional.

Dicha estrategia no toma en cuenta que los tiempos geopolíticos son muy distintos a los de 2017-2019, ya que el Estado venezolano ha reforzado sus vínculos políticos, diplomáticos y económicos con el bloque multipolar de los Brics+, liderado por China y Rusia, guías de otras formas de relacionamiento internacional en distintos planos, sobre todo comercial y financiero.

Pero la arrogancia y la soberbia son características inalterables del presente momento de Estados Unidos, un imperio en franca decadencia, por lo cual podría volver a la máxima presión sobre Venezuela con el justificativo de la violencia política de fondo, reactivada a partir del 9 de enero de este año.

Tal es la razón por la cual, en sus últimos días de gobierno, Biden se reúne con González para "salvar" su reputación ante la situación venezolana, cuyas políticas han sido criticadas por los sectores más agresivos tanto del capital financiero europeo —como lo demuestra FT— como de los factores políticas bipartidistas en Estados Unidos a favor de la máxima presión.

Machado y González habrían estado calculando los réditos políticos de producir un choque entre los componentes sociales y criminales de la oposición y las fuerzas militares y policiales en Caracas y el resto del país a favor de un nuevo impulso sancionatorio: el regreso al castigo colectivo extremo de toda la sociedad a costa del sacrificio de vidas venezolanas.

Pero también se encuentra la intención de capitalizar un nuevo andamiaje de acumulación de capital delictivo vía sanciones y bloqueo, tal como fue usufructuado por el interinato fake de Juan Guaidó. Se trató de una oportunidad de negocios a costa del despojo y saqueo de los activos venezolanos en el extranjero, de la cual Machado y González pudieran servir como relevo, si se consolida bajo la égida de la administración Trump otro proyecto de características similares.

Los movimientos de Machado y Gónzalez, la gira por algunos países y la convocatoria del 9 de enero, así como las publicaciones del WSJ y el FT, configuran una puesta en escena coordinada con el objetivo fundamental de influir en Trump, a quien desean arrastrar desde el primer momento a una confrontación directa bajo la premisa de una Venezuela supuestamente caotizada, donde el sector extremista representaría el zeitgeist absoluto del momento nacional.

Pero, para arrastrar al mandatario norteamericano, es esencial un simulacro de movilización social, inestabilidad y "respaldo mayoritario" a favor de Edmundo González. En función de ese objetivo, están encarrilados los pasos de los últimos días.

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